¡¡Hola a todos!!
Hoy os traemos un tema que consideramos importante para nosotros, y es que la mayoría de nuestros clientes están acostumbrados a que se les entreguen todas las fotografías en bruto de una sesión. Más allá de dar opiniones de como trabajen otros fotógrafos, queremos que sepáis que nosotros no trabajamos de esta forma. Es decir, no entregamos todas las fotografías de cada sesión.
¿Por qué? Pensaréis. Pues esta entrada de blog viene a aclararos punto por punto todas las razones por las que consideramos adecuado entregar sólo lo mejor de la sesión:
¿Cómo es el flujo de una de nuestras sesiones?
Lo primero que se suele hacer es bastante rutinario y, aunque personalizado, siempre es el mismo procedimiento: Recepción, explicación de como ira la sesión, firma de contrato de derechos de imagen, y luego da comienzo la sesión.
La sesión se llevará a cabo durante cierto tiempo, en el cual el fotógrafo debe buscar la mejor faceta de la persona frente a la cámara, pues es para ello que se le contrata. Lo importante en todo momento es hacer sentir al/los retratado/s lo más cómodos posibles, siempre hablándoles mientras estás haciendo a la vez tu trabajo como fotógrafo (encuadrar, medir la luz, poner en práctica las ideas, hacer que haya acción delante de la cámara, etcétera). Es importante que se guíe, pero siempre dejando un poco de espacio a la naturalidad.
Como esto es un camino a recorrer, es obvio que no en todas las fotografías se va a atinar al 100%, ya sea por parte del fotógrafo o por parte de las personas demandantes. Y ojo, es algo muy normal, pues por muy profesional que sea el fotógrafo, su trabajo depende de muchos factores, y ello hace que deba buscar entre todos los momentos hasta dar con el clavo. Un fotógrafo debe proporcionar muchos momentos en pocas y buenas fotografías, a mi punto de vista. En esto reside, repito: para mí, ser un buen profesional. Esto no es siempre tan sencillo, puede que sea tímido, tenga muchos complejos, o simplemente que no tenga el día. Puede que estés haciendo fotografías a un niño muy inquieto y que se «salga» de la luz constantemente y tengas que estar moviendo tus flashes de un lado a otro, o pueden pasar miles de cosas, pero un profesional será aquel que sepa disparar fotografías buenas en cualquier tipo de circunstancia, por muy adversa que sea.
¿Por qué nos parece tan importante recalcar esto?
Normalmente no sois personas acostumbradas y la mayoría os sentís un poco cohibidos hasta que no pasa un ratito. Cuando ya os olvidáis de que estamos en una sesión de fotos la cosa va cambiando y os dejáis fluir. Es entonces cuando se da la magia y salen las fotografías bonitas por las que acudís a nosotros.
Si nos quedamos en hacer 5 minutos de fotografías la cosa cambia, pues la mayoría de gente no tiene tiempo de amoldarse y olvidar que está en una sesión. En estos casos siempre suele pasar que se nota la tensión en los músculos faciales, en los labios y en las manos. Es por eso y porque siempre se está pendiente de la cámara al principio, que las primeras fotografías no suelen tener tanto rango de probabilidades de ser elegidas posteriormente para su procesado. El fotógrafo tendrá siempre en cuenta esto y, por ello, contará con un pequeño intervalo de tiempo en la sesión (será más o menos largo según su destreza) para pasar de un estado al otro y hacer que os sintáis cómodos.
Y en resumen… ¿Por qué no entregáis todas las fotografías?
Normalmente en una sesión de una hora hacemos al rededor de 300 fotografías de media, pero eso no significa que todas estas fotografías sean válidas. Es lógico pensar que si todo el mundo tuviera la capacidad de hacer buenas fotografías a un click en la cámara ¡todos podríamos ser fotógrafos! Pero nuestro trabajo como profesionales se basa en buscar, buscar y buscar. Es por ello que no podemos entregar todas las fotografías de esa «búsqueda», pues lo lógico es hacer entrega de las «fotografías encontradas». Es cuando se llega a una buena fotografía cuando se cambia a otra idea, y cuando esta se encuentra se pasa a otra, y así sucesivamente. Si acudís a un fotógrafo que no busca es que éste no es profesional, pues no se apasiona por su trabajo y por ello no se entrega al 100%, así nunca obtendrá resultados óptimos.
Si os entregáramos las 300 fotografías ¿cómo sabríais distinguir el buen trabajo de lo que no es tan bueno? Sí, todos soléis comentar: «es que me gusta tenerlas todas, son fotografías de mi familia y nadie mejor que yo conocerá la expresión de mi hijo o de mi marido». Nosotros sólo podemos responder lo siguiente: tú has contratado un profesional para retratar a tu familia y por ello debes fiarte de su capacidad de poder captar las mejores facetas de tu hijo o de tu marido, pues este es su trabajo. No siempre tiene porque acertar, pero esa es su meta y seguro que se esforzará en conseguirlo.
Igualmente, como debéis deducir, con la llegada del digital los fotógrafos tenemos el dedo algo más suelto, haciendo fotografías muy parecidas algunas veces, o incluso captando momentos inoportunos… Seguro que no quieres esa fotografía en la que tu marido se ríe con fuerza y sólo se le ven los empastes, o esa imagen donde sale con los ojos cerrados…
Un ejemplo práctico…
Si lo extrapolamos a otras situaciones, o a otros profesionales, bien podréis entenderlo: Imaginad, por ejemplo, que le pedís a un arquitecto que os haga vuestra casa sobre planos. El arquitecto hace tu casa y, aunque tú puedas ir a echar un ojo asiduamente, no vas y le cuestionas su trabajo (por lo general). Por otra parte, el arquitecto como profesional, al terminar tu casa te la entregará limpia, sin basura, ni el sobrante de los materiales de construcción, ni las maderas, ni los cristales sueltos, ni la pintura que sobró de pintar las paredes. Te hará entrega de una casa impecable ¿cierto? ¿No es entonces lógico que un fotógrafo no te entregue las 300 fotografías hechas, sino una selección de las fotografías de más alta calidad y mejor acabado? ¿No son todas las fotografías de la sesión un mero fin para llegar a conseguir el resto de fotografías y, por lo tanto, no tienen utilidad al final del proceso?
¿Y si se te olvida una fotografía que a mí me gustaba?
Para los que no se fían, siempre tenemos una buena opción, y es la de hacer la selección juntos. Está claro que como fotógrafos debemos tener presente cual era la fotografía o fotografías que se buscaban, pero también queremos saber si los retratados están de acuerdo con la elección que nosotros hagamos. Es por eso que nosotros funcionamos de la siguiente forma: Al terminar la sesión las fotografías se vuelcan en el ordenador y se hace una pasada rápida que servirá para ver por encima las fotografías que te gustan a ti. Posteriormente y por una fina y elaborada selección mediante los gustos del cliente y los aciertos del fotógrafo, se encontrarán las fotografías que al final se entregarán procesadas, que no serán 400 ni 100, sino las acordadas en la sesión según su precio (la sesión mini viene con 10 fotografías, la sesión «enmarcando recuerdos» viene con 20, etcétera).
Muchas veces nos dejáis esta tarea a nosotros porque os fiáis de nuestro criterio. Esto también es una opción, pero cabe la posibilidad de que al final no estemos 100% de acuerdo con la selección final, cosa que, a nuestro parecer, sería entonces a cargo del propio retratado por no haber visualizado las fotografías en su debido momento. Cabe destacar que por nuestra profesionalidad y entendimiento, no suele pasarnos esto que comentamos, pero preferimos comentarlo por ser prevenidos.
¿Y las fotografías restantes?
Normalmente hay muchas más que pueden ser válidas, aunque siempre solemos entregar lo mejor de lo mejor, pero si fuera el caso de que se requieren más fotografías, por lo normal se entregan abonando un extra según la cantidad de fotografías que se requieran de más por vuestra parte. Nunca se entregarán todas las fotografías, en ningún caso, sino la selección anterior a la selección final, constando así de 40-60 fotografías aproximadamente según la sesión elegida. Así, las fotografías extras que se te entregan tendrán el revelado necesario y la calidad adecuada que se requiere en estas condiciones, puedes preguntarnos sin compromiso en cualquier caso.
Pongamos otro ejemplo práctico:
Cuando un cliente va a comer a un restaurante no va a pedirle las peladuras de las patatas que le sirven en el plato al chef. Es más, no pide ni la patata entera aunque no la pongan en su plato, aunque la esté pagando, porque entiende que al final él eligió ir a ese restaurante y no a otro por su capacidad de hacerle sentir placer al comer, con más o menos cantidad de comida en el resultado final de forma independiente al precio. La fotografía se basa en el mismo principio: si realmente has optado por nosotros, significa que apuestas por la calidad, no por la cantidad. Nuestro cliente prefiere 20 fotografías buenas que 600 a medio hacer. ¿O preferiríais ir a un restaurante que pusiera mucha comida pero estuviera pasada? Si este es tu caso, no somos tus fotógrafos.
A la hora de revelar…
Además de esto, cabe destacar que nosotros tiramos las fotografías en formato Raw (una especie de negativo digital, equivale al formato del negativo o carrete cuando la fotografía era analógica) y estos archivos, a parte de venir «sin revelado» y pesar mucho, son los originales en bruto. Ningún profesional debería, desde mi punto de vista, entregar las fotografías «en bruto», puesto que éstas estarían a medio hacer. Si las fotografías no han pasado por un proceso de «revelado» mínimo, éstas no están finalizadas y, por lo tanto, no tienen la calidad adecuada para poder ser entregadas. Es decir, las fotografías digitales, sin excepción, necesitan de un postprocesado. Lo que veis en la cámara (o incluso en el programa de selección posterior) es un automatismo que crea la misma cámara para que te hagas a la idea de como podría quedar al final, pero NO es la fotografía real. Las fotografías salidas de cámara carecen de contraste y de saturación, no tienen definición, en resumen; no tienen la calidad adecuada para ser entregadas tal cual.
Y con esto espero haber podido responder a la pregunta que se nos ha dado en esta entrada. ¿Tú qué opinas?
¿Te ha quedado alguna duda? Si es así, no dudes en dejárnosla escrita en los comentarios.